viernes, 8 de noviembre de 2019

No volveré a caer.

Los humos, la copa, el hielo y espirituosa.
Tercera copa, llega la inspiración, con ella un Aullido que dice así.

Su olor era venido
como de otro planeta.
La Luna y las estrellas
sentían envidia de ella.

Si hasta los perros
se la queria  montar,
y para mi
no iba a ser una más.

Con su mirada
te hacía el amor dos veces.
Con su sonrisa
te tenía a sus pies.

Y yo me convertí en ratón,
ella en gato y me atrapó.

Nunca más!
No volveré a caer.
Nunca más!
Lo he vuelto a hacer.

Siempre voy
mirando al suelo.
La soledad
no me da miedo...

Con tan solo
un beso de su boca,
te había hechizado,
toda una eternidad.

Pero llegó el momento,
de abrir los ojos, respirar
y ver la realidad.

Y es que en el fondo
ella no era tan bella,
tenía un algo
que no sé qué.

Era lunática ella sola
y sus problemas
me llegarón a absorber.

Y ahora estoy borracho,
en el suelo.
Me imagino ,
que la vuelvo  ver.

Si salgo fuera,
me pongo un filtro de esos,
para en su trampa,
no volver a caer.

Nunca más!
No volveré a caer.
Nunca más!
No volveré a perder.

viernes, 12 de julio de 2019

Dolor a uno mismo

Maldita condición de Lobo...
Siempre en solitario, siempre latente, siempre alerta.


Todo el dolor establecido, repartido entre costilla y costilla,
hasta llegar al núcleo, donde la bomba transporta ira y amor. 


Nunca he entendido en si qué es una manada. 
Siempre con altercados y contradicciones. 

Siempre solitario. 

O al menos así me sentía.

La ansiedad de la presa, cuando el cazador acecha continuamente. 
La persecución del mal encarnado que quiso acabar conmigo, 
hizo que escondiera mi yo más natural entre mi pelaje. 

Siempre latente. Amor.

O eso creía. 

Cierto es, que desde un principio, el miedo se hizo realidad, que la Luna,
entre mentira y mentira, se mofó en mi cara, porque una sucia y rastrera rata
hizo lo mismo con ella, y así jugó conmigo.
Eso me destrozó, pero aún así compartimos noches.
De todas maneras , aún sigue latiendo.

Siempre alerta. Miedo. 

O tal vez, inseguro.

Ya no podía confiar igual en la Luna, aunque confié en ella de otra manera. 
Había días de ira, potenciados por los brebajes, mi inseguridad y los hechos del pasado.
Dolor, y siempre esperando más y más. 
Como si no hubiera tenido bastante con partirme el corazón, y reconstruirlo con su tela de araña.

He tenido muchos adversarios irracionales, en el paso del tiempo, pero ninguno llega a ser tan vil y cruel, como yo mismo, mi archienemigo , mi némesis , el único del cual no me puedo deshacer y siempre me pone piedras en el camino. 

Maldita condición de Lobo...
Siempre en solitario, siempre latente, siempre alerta.