Me alcé entre los asistentes...
creí estar soñando.
Estaba en mitad de un juicio.
Toda la manada tenía su mirada sobre mí.
Con el pelaje erizado,
el estomago destrozado,
la mirada vacía y
la culpabilidad.
-El consejo de los lobos sabios considera al acusado...
Todos los aullidos dirigidos a mí.
- CULPABLE!
Eché a trotar más rápido que cuando me intentaron insertar perdigones por todo mi cráneo.
Acabé en una roca, a millas luz de aquel lugar... Alaska!
Disfrutando de una aurora boreal, fatigado,
apareció el Perro Mojado:
- Ahora comprendes lo que es estar en mi lugar.
Desperté de un salto.
Tenía que hablar con mi hermano.
Quería evitar la ruptura y la hipocresía.
Sin darme cuenta, pasó rápida la mañana y ...
Bum! Estaba enfrente de Él.
Le dije que Ella me había despertado algo dentro.
Me dijo que si esa era mi sensación, que siguiera hacía delante.
No tuvo ninguna objeción! Pero me advirtió...
Lobos, de mayor a menor prestigio,
te dan señales, te dicen cosas,
te haces el loco por apostar,
te jodes sin más.
Con él gané un sitio en mi persona,
¿Qué he ganado conmigo?
¿Ganaré algo con ...?
Calla, ciérralo, no te mereces esto.
Ahora sí, con la conciencia tranquila.
Con las cartas sobre la mesa,
te dejas ver y ¡Pop!
Era tan real lo que decían...
Puede que pierda cosas en el camino,
pero lo bonito de ser un Lobo racional...
el poder pensar con la cabeza y escuchar al corazón...
Aullador, has ganado, levanta el hocico bien arriba.
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